El
pasado 19 de abril el Ministerio de la Producción dio inició a la Primera
Temporada de Pesca de anchoveta (RM 173-2017) en la zona norte y centro hasta
un límite de 2.8 millones de toneladas para consumo humano indirecto
(procesamiento de harina y aceite), y dos días después con RM 186-2017
establece para consumo humano directo (CHD) una cuota de 300 mil toneladas para
el año 2017 (conservas, congelados, curados y frescos) pero esta cantidad no es
real porque en los últimos 10 años el promedio de pesca para CHD con cuota
libre fue de 90 mil toneladas, esto significa que nuestro principal recurso
pesquero no es aprovechado para consumo de la población.
Anualmente
capturamos 4 millones de toneladas de anchoveta pero el 95% la destinamos para
producir harina de pescado, somos el mayor exportador mundial con 900 mil
toneladas anuales, sin embargo, poco se hace para promover su consumo y
modernizar la industria de CHD. Hubieron muchos intentos para impulsar su
consumo (programas de alimentación, lanzamiento de la “semana de la anchoveta”,
planes de promoción, foros, seminarios, talleres, etc.), pero poco o nada se ha
logrado porque han sido iniciativas temporales e inconsistentes, lo que se
requiere son políticas públicas e iniciativas promotoras sostenidas para cubrir
el déficit alimentario en poblaciones vulnerables y zonas alto andinas. Los
beneficios y propiedades del recurso anchoveta son innumerables, económico,
disponible todo el año y altamente nutritivo, aporta proteínas y es rica en
minerales (hierro y zinc), contiene concentraciones de calcio, potasio,
vitamina A y C y aceite poliinsaturado (omega 3 y 6), propiedades que previenen
la anemia, contribuye al desarrollo, crecimiento y buen rendimiento académico
de los niños.
Hace
solo 5 días fueron publicados los resultados de la Encuesta Demográfica y Salud
Familiar 2016, registrando 43.5% de menores de 3 años anémicos y 13.1%
desnutridos crónicos; como entender que no se promueva con mayor esfuerzo el
consumo de anchoveta en estado fresco, o transformado y preservado para su traslado
al interior del país para combatir la anemia conjuntamente con
multimicronutrientes y también la desnutrición. No todo el esfuerzo debe
centrarse en lograr más divisas por exportación de harina de pescado, es aún
más importante el uso permanente del recurso anchoveta para mejorar la
alimentación de nuestra población y combatir la anemia y desnutrición infantil
de nuestra niñez que representa el futuro del país.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 3 de junio de 2017