El día
de ayer, 28 de julio, el Presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski, dio
su mensaje a la nación, fue relativamente corto (1 hora 15 minutos), muy
optimista y lleno de buenas intenciones en cuanto a su proyección para el
segundo año de gobierno, manifestando que será “mucho mejor” y con la
convicción de lograr que el país sea moderno, próspero y justo, prometió una
tasa de crecimiento de más de 4% y presentó 5 proyectos de ley (creación de
autoridad de tránsito en Lima y Callao; agilizar inversión en infraestructura;
conformación y requisitos del CNM; tratamiento aguas residuales y mejora del
sistema de inspección del trabajo), sin embargo no proyecto la implementación
de ninguna reforma integral del Estado y durante el discurso trató sobre graves
problemas que al gobierno le corresponde resolver prioritariamente, entre
otros, inseguridad ciudadana, corrupción, burocratización, evasión del IGV,
retraso de entrada en vigencia del Código Procesal Penal en Lima y Callao,
situación del Servicio Integral de Salud y salud regional; falta de empleo
adecuado y existencia de alta formalidad y poca productividad.
Sobre
el Bicentenario el 2021 solo mencionó la pretensión del gobierno de superar la
descentralización limeña que primó en las celebraciones del centenario de 1921
convocando a concursos para elegir logotipo y canción, y otro para elegir 26
proyectos por cada región para las celebraciones, sin embargo, más que los
júbilos, esta fecha representa un fuerte significado histórico que debe marcar el
rumbo de nuestra sociedad, por lo que en los próximos 4 años el gobierno deberá
trabajar con gran esfuerzo realista y proactivo para fortalecer la democracia y
alcanzar un orden político, económico y social que se sostenga en valores
democráticos y morales, con justicia e igualdad de oportunidades, para
encaminarnos hacia un desarrollo sostenido y encontrar el camino del progreso.
Y para
lograrlo requerimos, no solo de 5 proyectos de ley presentados por el
Presidente en el Congreso, sino de profundas y realistas reformas que nos
proyecten al 2021 y nos ayuden a reducir la marginación, pobreza extrema,
desempleo, desnutrición y mortalidad infantil, analfabetismo y exclusión
social, pero además, el acceso pleno a la salud, educación inclusiva de
calidad, una administración pública transparente y un combate frontal a la
inseguridad ciudadana, corrupción, narcotráfico, informalidad, minería ilegal y
trata de personas, para así alcanzar una buena calidad de vida para nuestra
población.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 29 de julio de
2017