El
pasado martes 5 la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y Delito
(Unodc) y Devida presentaron el Monitoreo de Cultivos de Hoja de Coca 2016
(poco difundido y analizado por la agobiante agenda política y judicial) registrando
a diciembre 2016 una extensión de cultivos de coca de 43,900 hectáreas,
aumentando 3,600 (9%) respecto a 2015 y revirtiéndose una tendencia de
disminución de 4 años. Dicha extensión produce un potencial de hoja seca al sol
de 105,960 toneladas, de ellas, 95,069 (90%) son derivadas al tráfico ilícito
de drogas para producir pasta básica y cocaína.
Sobre
la producción de cocaína, increíblemente hace 9 años no conocemos cifras
oficiales, la última (302 toneladas) fue registrada el 2008, desde 2009 a 2015
se indica “no determinada” por falta de factor de conversión actualizado, según
el DL 1241-julio 2016) debe determinarlo la Dirección Ejecutiva Antidrogas de
la Policía (Direjandro). Para Carmen Masías de Devida serían 410 toneladas
producidas anualmente, pero actualmente podrían ser mucho más considerando la
nueva tecnología, agroquímicos y sistemas de riego que usan los cocaleros
(especialmente del Vraem) que mejoran rendimientos y cantidad de cosechas
anuales.
Preocupan
los cultivos de coca en el Vraem con 20,304 hectáreas (aumentaron 1,971
hectáreas respecto a 2015) con un rendimiento de 100 mil plantas por hectárea
(promedio otras zonas 30 mil) que producen 73,643 toneladas de hoja seca (70%
del total nacional), sin embargo nunca se ha erradicado. Carmen Masías afirmó
durante el gobierno de Humala que en noviembre 2013 se entraría a erradicar, y
en octubre pasado (gobierno actual) manifestó que es probable iniciarla en
2018, lo cierto es que no hay nada claro. El programa Agroideas desde 2010 y el
proyecto especial (Provraem) desde 2014 (del Ministerio de Agricultura y Riego)
tratan de promover la erradicación y sustitución voluntaria de 5,000 hectáreas
de cultivos de coca pero en 2016 solo se reconvirtieron 632 hectáreas y
contrariamente los cultivos han aumentado; el nuevo director de Provraem, Edgar
Gómez, que asumió en julio pasado, manifestó que al interior de la institución
encontró claros indicios de corrupción.
Bajo
este panorama, mientras no existan eficientes programas sociales (salud, educación,
servicios públicos), mejor infraestructura, cultivos alternativos de mejor
rendimiento económico que la coca y adecuada asistencia técnica, la frontera
cocalera (y producción de cocaína) seguirá creciendo en la mayoría de zonas
cocaleras, especialmente en el Vraem (sin erradicación) que ocupa 46% del total
nacional.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 16 de diciembre de 2017