Según la última Encuesta Nacional de Hogares (Enaho-2017)
del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la pobreza en
nuestro país aumentó en 2017 a 21.7% (1% respecto a 2016), pero preocupa que
dicho incremento se presenta después de 13 años, en que anualmente venía
reduciéndose. Con este rebrote se registra actualmente 6’906,000 de peruanos en
esta situación y 1’200,000 son pobres extremos. Los niveles de pobreza rural
son inadmisibles, 44.4% pobres, y en el ámbito rural llega a 15.1%. El INEI determina la incidencia de pobreza utilizando el método de
medición “línea de pobreza monetaria” mediante el valor de una canasta mensual
mínima que para 2017 fue S/338 por persona (S/11.27 diarios) para alimentación y cubrimiento de necesidades
esenciales mínimas para vivir (salud, educación, vestido, vivienda, transporte,
enseres y otros), y para medición de pobreza extrema una canasta de S/183 (S/6.1 diarios) para subsistir cubriendo
solo las mínimas necesidades nutricionales.
Dicho
método de medición debería ser analizado porque no mide integralmente la
pobreza ya que no evalúa el desarrollo social que incluye medición de índices
de desarrollo y oportunidades humanas y otros aspectos incidentes de la pobreza
como necesidades y servicios básicos insatisfechos, desnutrición, anemia,
exclusión social, capacidades, etc., además, solo considera el gasto de los hogares
y no el ingreso, todo lo cual no permite la adecuada adopción de políticas
públicas ni la eficiente gestión de programas sociales en su focalización e
identificación nacional.
La
medición de la pobreza debería ser multidimensional que mida de manera integral
las privaciones de la población, sin embargo, sea cual fuere el método,
mientras continuemos con bajísimos niveles de crecimiento económico los niveles
de pobreza hacia el 2021, año de nuestro Bicentenario, podrían seguir
aumentando, como en 2017, o también estancarse. Según el Departamento de
Estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI) la pobreza solo podrá
reducirse significativamente con tasas de crecimiento sostenidas mayores al 5%.
Bajo este
panorama para reducir la pobreza existen muchos factores, el principal, la
reactivación de la economía, dinamizando la inversión privada, generando
confianza y fortaleciendo las ventajas competitivas para mejorar el crecimiento
del PBI e incrementar la recaudación tributaria, además, realizar reformas
esenciales en educación, salud, laborales y sociales que permitan generar
empleos formales de calidad y mejoras en el acceso a recursos y oportunidades
de los millones de peruanos en situación de pobreza que viven con derechos
recortados por diferencias injustificadas e injustas.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 28 de abril de
2018