El
pasado día 3 se oficializó en el diario El Peruano (Resolución
117-2018-VMPCIC-MC) la declaración de Patrimonio Cultural de la Nación a los
conocimientos, saberes y prácticas asociadas a la navegación y pesca
tradicional con veleros artesanales en las caletas de Cabo Blanco y El Ñuro, en
Talara, región Piura, donde botes y balsas a velas operan tradicionalmente,
pero además esta práctica se extiende a zonas de fuerte viento, en Los Órganos, Lobitos, Máncora,
Sechura, Punta Sal y Zorritos, que se encuentran dentro del ámbito del mar
tropical peruano.
Estas
embarcaciones a velas, conocidas desde épocas prehispánicas eran usadas por la
civilización andina en botes construidos de madera balsa con velas de algodón
(o totora en balsas del mismo material del altiplano) han perdurado durante
siglos y generaciones a través de transmisiones de conocimiento, como herencia
cultural, de familiares y antiguos pescadores artesanales, sobre técnicas de
pesca, manejo de velas en el mar para, sin uso de motor y solo con remos,
dominar con habilidad los secretos de los fuertes vientos y corrientes, y
también, para la construcción de embarcaciones y velas, la que actualmente se
nutre de nuevos implementos y materiales.
El
27 de junio pasado, como acto simbólico entre tradición y modernidad en uso de
velas, pescadores artesanales de Cabo Blanco con botes de pesca a vela,
saludaron y escoltaron una milla a nuestro buque escuela a vela BAP Unión
(embajador itinerante del Perú en el mundo) durante su navegación rumbo a
Guayaquil, Ecuador en su travesía en viaje de instrucción VIEX-2018. Asimismo,
el 29 de junio, por el día del pescador, se realizó en Cabo Blanco la tercera
edición de la “Regata del siglo 2018” donde participaron 30 veleros artesanales
de Lobitos, El Ñuro, Talara y Los órganos.
Bajo
este panorama, la importancia de esta declaración de Patrimonio Cultural de la
Nación de la navegación con veleros artesanales, es que pone en valor este tipo
de pesca que, a diferencia de la pesca masiva, preserva una tradición ancestral
y opera en armonía con la naturaleza y su entorno marítimo, y además, impulsa
la creación de la primera área protegida del Perú, la Reserva Nacional Mar
Tropical de Grau (115,000 hectáreas), la zona marítima más productiva del país
que concentra 72% de especies del litoral, presenta alta productividad,
abastece 40% de producción pesquera, y brinda 50% de recursos para exportación
y especies de consumo humano directo.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 11 de agosto de 2018