El 23 y 24 de agosto pasado se llevó a cabo
en Nueva York, EE UU, una reunión de la Organización de Naciones Unidas (ONU)
sobre el Estado del Medio Ambiente Marino, en la cual, según el Instituto
Español de Oceanografía (IEO) se puso en manifiesto que más del 90% del calor
de la concentración de gases de efecto invernadero se ha almacenado en los
océanos, habiéndose designado una comisión de expertos que elaborará un informe
sobre el estado oceánico global.
En 1880, durante la Revolución Industrial
(iniciada en 1780), se registraron concentraciones de bióxido de carbono
atmosférico (CO2) de 280 partes por millón (ppm), habiendo aumentado progresiva
y peligrosamente hasta la actualidad a más de 400 ppm enorme cantidad liberada
a la atmósfera y responsable del efecto invernadero originándose el
recalentamiento planetario por uso industrial y doméstico (petróleo, carbón,
gas natural y leña), deforestación (descomposición de materia orgánica) y quema
de biomasa vegetal, esta situación especialmente se agrava sobre los océanos
por la alta capacidad del agua para conservar calor.
El calentamiento global ocasiona en los
océanos cambios en el patrón de vientos, en velocidades y dirección de
corrientes superficiales, desplazamientos de centros de alta y baja presión,
incremento del nivel del mar (dilatación térmica, deshielo de glaciares y
casquetes polares y pérdida de hielo en Groenlandia y la Antártida), lo cual
genera devastadores fenómenos climatológicos, huracanes, sequías,
intensificándose fenómenos como El Niño y La Niña, además, aumenta la
acidificación oceánica poniendo en riesgo a especies y ecosistemas marinos
alterando cadenas alimenticias y perturbando la productividad oceánica.
Bajo este panorama, estamos ad portas de la
Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático 2018 (COP-24) a realizarse en
la ciudad de Katowice, Polonia (3 al 14 diciembre) con asistencia de 197
países, evento en que se debatirá la situación de esta crisis global oceánica y
asimismo se asegurará el compromiso de los países, planteado en el Acuerdo de
París (diciembre 2015), de reducir sus emisiones para evitar que la temperatura
media global del planeta supere los 2°C respecto a niveles preindustriales.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE UU (NOAA) la
temperatura mundial promedio en abril 2018 fue 14.55°C, mayor en 0.83°C
que la media del siglo pasado, y cruzándose el umbral de 2°C se presentarían
cambios abruptos en los océanos, el hielo marino, la cobertura de nieve y la
biósfera terrestre.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario
EXPRESO, fecha 8 de setiembre de 2018