El
próximo día 22 se llevará a cabo en Santiago de Chile una cumbre de Jefes de
Estado de Sudamérica donde se debatirá la finalización de la Unión de Naciones
Sudamericanas (Unasur), organismo que nació en 2008 con el principal objetivo
de construir de manera participativa y consensuada un espacio de integración y
unión sudamericana en los ámbitos social, económico, político y cultural; y en
Defensa, a través del Consejo Sudamericano de Defensa (CSD).lo cual nunca se logró
porque nació mal y actualmente está casi en
extinción con más de tres años sin actividad (cinco países suspendieron su
participación y uno se retiró), con un déficit de US$ 20 millones y una inmensa
sede construida a un costo de US$ 43 millones en las afueras de la capital de
Ecuador, Quito que queda como símbolo de extralimitación de gastos inútiles.
La Unasur fue impulsada por el fallecido dictador venezolano
Hugo Chávez definiéndola como “su gran sueño personal”, y en el camino, a
través de manipulaciones políticas que siguió al pie de la letra el otro
dictador Maduro, se introdujeron ideologías izquierdistas en una coyuntura que
varios presidentes con ese sesgo político (principalmente Venezuela, Bolivia y
Ecuador, integrantes de la Alianza Bolivariana para las Américas – Alba) tenían
concepciones muy divergentes con el resto de países y se oponían a la propuesta
respaldada por Estados Unidos de crear un Área de Libre Comercio de las
Américas.
En la próxima cumbre de mandatarios en Chile, a la que ha sido también invitado el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, se debatirá la creación de otra plataforma de integración, entre las principales propuestas está la creación del Foro para el Progreso y Desarrollo de América Latina (Prosur), un mecanismo presentado en enero pasado por los presidentes de Colombia, Iván Duque, y de Chile Sebastián Piñera, manifestando que su principal objetivo será “para el desarrollo de América del Sur”.
Bajo este
panorama, a pesar que ningún país se ha manifestado sobre el proyecto Prosur, se espera que en la próxima
cumbre de mandatarios se encuentre una nueva realidad que evite la asimetría y aislamiento y dé inicio a la
creación de un nuevo proyecto integrador que logre una identidad de vinculo de
todos los países sudamericanos como mecanismo de coordinación de políticas
públicas en defensa de la democracia, independencia de poderes, integración
económica, agenda social y respeto a las libertades y derechos humanos.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 16 de marzo de 2019