Apenas iniciado el año 2019, el 1° de enero ocurrió otro derrame en el tramo
II del Oleoducto Norperuano (ONP) en Santa Rosa, distrito Manseriche, Loreto
(km 323), y aunque Petroperú no ha explicado las causas ni la cantidad de
petróleo derramada, debe ser considerable porque el gobierno declaró la zona en
Estado de Emergencia por “Muy Alto Riesgo” de peligro inminente para la salud
(DS-014-2019-PCM-febrero 7). Un mes
antes (27 noviembre 2018), en Morona (Km 193, Comunidad de Mayuriaga), se
produjo un presumible atentado derramándose 8,000 barriles a la zona y al río
Mayuriaga (afluente del Marañón), declarándose también Estado de Emergencia (DS-032-2019-PCM-febrero
20), en este caso, los comuneros impidieron ingresar al personal de Petroperú
hasta recién hace 3 días iniciándose la reparación, esta situación ocasionó la paralización
del ONP por 96 días (hasta hoy sábado) afectando las operaciones del Lote-192 (el
más grande del país), del Lote-8 (Pluspetrol) y Lote-67 (Perenco), Petroperú
inclusive propuso que la empresa ecuatoriana Oleoductos de Crudos Pesados (OCP)
traslade el petróleo.
El ONP construido hace 45 años (1,106 km de tuberías) para transportar
petróleo desde Loreto hasta la Refinería de Talara (Bayóvar, Piura), tiene un
gran historial de derrames y paralizaciones. Entre 2016 y 2017 sufrió más de 20
derrames afectando con miles de barriles una amplia zona Amazónica, y además, distintos
tramos estuvieron inoperativos más de un año, aunque Petroperú atribuye la
mayoría de derrames a sabotajes, nunca se hallaron culpables, para la OEFA la mayoría se debieron por falta de
mantenimiento preventivo (expediente 1306-2014). Una comisión investigadora del
Congreso (noviembre 2017) presidida por el actual Premier César Villanueva, estableció
que durante el período 2007-2016 fueron derramados en la Amazonía 25,000
barriles de petróleo dejando una gran carga social.
Bajo este panorama, a pesar que el DL-1292 (29 diciembre 2016) declara
de necesidad pública e interés nacional la operación segura del ONP, poco o
nada se ha avanzado, ni en trabajos integrales ni en remediación de los graves
impactos ambientales causados. Aunque Petroperú manifestó recientemente que el
oleoducto va a ser modernizado concluyendo el 2021, esta infraestructura requiere
una inspección general en toda su extensión para detectar los puntos críticos de
los ductos y los tramos a cambiar para luego ejecutarse un recorrido integral,
cuya falta, conjuntamente a la falta de mantenimiento, de medidas de seguridad
y de elementos tecnológicos modernos son factores determinantes para las roturas
y derrames de petróleo.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 2 de marzo de
2019