El Instituto
Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el marco de la Encuesta
Nacional de Presupuestos Familiares (ENAPREF) 2019-2020, entre el 9 al 18 de
este mes realizó una encuesta para actualizar el patrón de consumo de los
hogares y seleccionar los bienes y servicios que conformen una nueva canasta básica
familiar, dicha encuesta nacional incluyó solo 150 viviendas particulares
visitadas en 5 días en los departamentos de Cusco, Piura, Loreto y la provincia de Lima. La última modificación de la canasta fue hace 10 años
realizándose una encuesta en 25 ciudades capitales departamentales durante todo
un año.
Aunque aún no
conocemos los resultados, obviamente es imposible que en un tiempo y muestra
tan corta puedan obtenerse datos reales al ser tabulados a nivel nacional, principalmente
sobre la estructura del presupuesto familiar, composición y distribución de ingresos,
destino en adquisición de bienes y servicios y consumo por productos, variables
indispensables para calcular una nueva canasta que determinará nueva línea de
pobreza (que nunca ha reflejado la realidad) y el Índice de precios al
consumidor. Actualmente la canasta tiene
un valor mensual de S/1,376 para una
familia de 4 miembros (S/344 c/u), si su gasto per cápita es menor son consideradas
pobres, para pobreza extrema es S/732 (S/183 c/u), además de la espantosa
informalidad (70%) solo una persona trabaja en la mayoría de familias,
especialmente en provincias y zonas rurales.
Sobre la remuneración
mínima vital, según la Comisión de Trabajo del Congreso, el actual monto (S/930)
es insuficiente para satisfacer las necesidades alimenticias y básicas,
estimándose un requerimiento de S/1,500.
Paradójicamente nuestro país registra en la región entre los más bajos
sueldos básicos y los mayores costos de la canasta; según un estudio de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre salario mínimo y canasta
básica tenemos una brecha estimada en 50%.
Bajo este
panorama, en los últimos años, la pérdida de poder adquisitivo de nuestra población
no ha sido debidamente compensada afectando los niveles económico y social, la
canasta básica seguirá subiendo por lo que debería incrementarse la
remuneración mínima vital, sin embargo, debe considerarse el costo de vida
real, crecimiento económico, inflación, pero principalmente, deben tomarse
medidas integrales en educación y laborales para reducir la informalidad
laboral, mejorar el capital humano e incrementar la productividad de la
población económicamente activa y de las pymes que son las mayores empleadoras,
además, deben implementarse políticas públicas en beneficio del mercado laboral.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 27 de abril de 2019