Enorme
irresponsabilidad e insensibilidad por parte de gobiernos centrales, regionales
y locales quienes desde hace 27 años han tenido abandonado al lago Titicaca, tesoro y patrimonio natural del Perú,
cuya contaminación se ha incrementado exponencialmente hasta la actualidad. En
1992 colapsaron las lagunas de oxidación de la bahía de Puno que limpiaban las
aguas residuales domésticas generadas por más de un millón de pobladores las
cuales regresaban al lago sin tratarse ocasionando gran contaminación,
increíblemente dichas lagunas de oxidación colapsadas siguen operando a pesar
que debieron ser reemplazadas por plantas de tratamiento de aguas residuales,
además existen otras vías contaminantes que vienen del río Ramis (sustancias
minerales altamente tóxicas de la minería ilegal), del río Coata (aguas
servidas de Juliaca), del río Huancané (aguas servidas y residuos sólidos), y
del río Ilave (residuos químicos y sólidos).
El proyecto
para construir dichas plantas demoró extremadamente muchos años hasta diciembre
2014 en que el Ministerio de Vivienda aseguraba que la buena pro se entregaría
en octubre 2015 pero no se concretó, recién en diciembre 2016 se declaró su
viabilidad, fue convocado en julio 2018 y en abril 2019 se adjudicó la Buena
Pro de concesión por 30 años al
consorcio mexicano Fypasa Construcciones.
Sin embargo, persisten
problemas en la formalización de terrenos, principal dificultad que retrasaría
el inicio de las construcciones de las plantas, así, pobladores de Ilave no
están de acuerdo con tasaciones del Ministerio de Vivienda, otros han
presentado nuevos títulos de propiedad, y en Puno recién se tramita la
adquisición de 56 predios y hasta existen terrenos judicializados. Lo lógico
hubiera sido formalizar estos casos antes de la adjudicación de la Buena Pro (29
abril 2019), además, el contrato que debió suscribirse con Fypasa en julio
pasado todavía no se ha realizado y por “imprevistos” fue aplazado al día 20 de
agosto, pero ya estamos día 31 y aún no se firma.
Bajo este
panorama considerando que construir 6 nuevas plantas de tratamiento (Puno, San
Román, Melgar, Ilave, Juli y Moho) y recuperar las 4 existentes (Yunguyo,
Lampa, Azángaro y Huancané) demoraría más de 4 años, se requiere con carácter
prioritario agilizar el proceso para comenzar las obras con la finalidad que en
mediano plazo se ejecute la prevención y recuperación de nuestro lado del lago
Titicaca y sus afluentes, siendo además
imprescindible planificar e
implementar programas de educación ambiental entre los pobladores de la región.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 31 de agosto de 2019