El Perú forma
parte del Programa Global de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (ICMP) que a través
de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) apoya a
Estados Miembros en la generación de información cartográfica y estadística
sobre la evolución anual de cultivos ilícitos de coca. En Sudamérica monitorean
anualmente en Colombia, Perú y Bolivia;
en Colombia y Bolivia ya fueron publicados en agosto 2019 (con datos del 2018),
pero no en nuestro país a pesar que se venía haciendo ininterrumpidamente hace
17 años en conjunto con la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin
Drogas (Devida).
No conocemos datos
de 2018, nuestro último monitoreo fue publicado en diciembre 2018 (con datos de
2017) sin presentación pública como era habitual, pasando absolutamente
inadvertido el incrementó de cultivos de coca en las 13 zonas cocaleras
evaluadas, aumentaron hasta 49,900 hectáreas, 13% más que 2016 y el mayor
volumen desde 2013, incidiendo en cifras que involucran la ilegal industria de
la cocaína. ¿Será que los incrementos en 2018 fueron muy elevados y estarían
ocultando información? Lo cierto es que tenemos vigente la Estrategia Nacional 2017-2021 aprobada en junio
2017 para atención integral de drogas y otra Estrategia Vraem 2021 aprobada en
octubre 2018, pero nada ha mejorado.
Nuestra
producción de cocaína se incrementó vertiginosamente desde el 2000 (141
toneladas) el 2008 (302 toneladas) con factor de
conversión: 375 kilogramos de hoja
seca para producir un kilogramo de
cocaína), el cual está absolutamente desactualizado por alta productividad de
los cultivos, especialmente del Vraem que hasta la fecha no se erradica, en
2017 ya se estimaban 491 toneladas, cantidad que podría ser mucho mayor
empleando un factor de conversión real y actualizado sobre extensión y
productividad de cultivos ilícitos, y producción, pureza y precios de los
derivados cocaínicos.
La
importancia del monitoreo de cultivos de coca radica en que presenta
información a nivel nacional sobre cartografía y medición de extensión ocupada
por cultivos de hoja de coca así como de la producción potencial de hoja de
coca seca al sol utilizada como materia prima para producir cocaína, además
determina la oferta anual de hoja de coca y los precios de ésta y de derivados
de coca en las cuencas para definir las tendencias de la actividad cocalera, y
toda esta información es indispensable en los países para elaborar políticas
públicas y estrategias adecuadas para la lucha contra las drogas.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO fecha 18 de enero de 2020