La pandemia
provocada por el Covid-19, se está convirtiendo en una amenaza mundial, está
afectando a 202 países y 2 millones de personas, los gobiernos enfrentan un
escenario grave y complejo con consecuencias sanitarias, sociales y económicas
y en el campo geopolítico podría alterarse el orden global y el equilibrio de
fuerzas, se está configurando en un mapa planisferio de tendencias la acentuación
de un proceso que exacerba tensiones preexistentes entre Estados Unidos y China
(las dos primeras economías) por un predominio económico, tecnológico, militar
y hasta planetario. China, que mueve
industrias en muchos países, al iniciarse esta pandemia en Wuhan (1º diciembre
2019) el presidente Xi Jinping no fue transparente ocultando la amenaza
sanitaria, pero ahora, como ejercicio geopolítico, ha pasado a una actitud diplomática
ofensiva intentando ganar peso en el sistema global presentándose como
solidario con el envío de equipos y
material médico a Italia, España y otros países.
En EE UU, el
presidente Trump inicialmente minimizó el riesgo y posteriormente la consideró
una crisis mundial admitiendo que se enfrentaba al equivalente a una guerra, pero
la hace con un deficiente sistema sanitario, volátil modelo laboral y política
aislacionista (sin embargo usa mascarillas y equipos chinos y recibió de Rusia
60 toneladas de suministros médicos), ha suspendido la financiación a la OMS
(US$900 millones bianuales) por mal manejo, encubrimiento del coronavirus y
complacencia con China, además quiere reabrir el país porque el pico de
contagios ha pasado (actualmente reporta más de 638,000 contagiados y 32,000
muertos) todo esto durante un año electoral que buscará su reelección (3 de
noviembre). En la Unión Europea, los países afrontan la crisis con carencias, fragilidad
y disparidad entre las políticas adoptadas con lentitud y falta de unidad. Y
Latinoamérica, una región caracterizada por la fragmentación y segmentación en
sus sistemas de salud tiene retos en materia de coordinación y riesgo en accesos
a diagnósticos y tratamientos en función de sus capacidades económicas.
La crisis del
coronavirus puede poner además en jaque la globalización y afectar las
relaciones internacionales, este proceso incrementó las actividades humanas globales
con aperturas económicas, comerciales, sociales, culturales, políticas y
tecnológicas, pero también, nos cobra en catástrofes climáticas, recesiones
económicas y esta crisis biológica, primera pandemia plenamente global pero no
se ha logrado una sanidad ni solidaridad global, con pugnas entre países por
conseguir respiradores, ventiladores y mascarillas, elementos vitales para
manejar esta grave crisis de salud pública.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 18 de abril de 2020