La pandemia COVID-19
produce alarma y paraliza muchos países del mundo, satura los sistemas de salud
por la cantidad de contagios y estanca la economía por el cierre de industrias,
fábricas, comercios y negocios, pero las medidas para frenar la pandemia está
reduciendo (temporalmente, como respiro planetario) la contaminación del aire,
polución y emisiones de gases contaminantes como dióxido de nitrógeno -NO2- gas
muy tóxico y dióxido de carbono -CO2- el más nocivo generador del calentamiento
del planeta y la acidificación de los océanos, según IQAir la contaminación
ambiental causa anualmente la muerte de unas 7 millones de personas a nivel
mundial.
En China, foco
del brote de la pandemia y uno de los países más contaminantes del mundo, según
imágenes satelitales de la Nasa, se ha registrado una enorme caída de niveles de
NO2 y se ha reducido el 25% de emisiones de CO2 (unos 200 millones de toneladas
equivalente al 6% mundial), desde enero que comenzó esta pandemia en China han
muertos 3,300 personas, paradójicamente, en estos meses la mejora ambiental
habría salvado más vidas dentro del total de 1.1 millones de muertes que produce anualmente la contaminación
ambiental que la denominan “airepocalípsis”. Igualmente en EE UU la
Administración de Información sobre
Energía (EIA) informa que este año las emisiones contaminantes caerán 7.5%, la mayor reducción desde 1990.
Según la
Alianza Europea de Salud Pública (EPHA) las personas que han estado
continuamente expuestas a altos niveles de contaminación del aire son más
propensas a contraer el coronavirus y tienen más riesgo de muerte, la
contaminación ambiental genera partículas contaminantes microscópicas (PM-2.5) que contienen elementos tóxicos que
ingresan fácilmente al sistema respiratorio causando graves enfermedades agudas,
acumulativas y crónicas además de daños pulmonares y cardiacos. En nuestro país
generamos entre 28 y 46 microgramos por m3 (ug/m3) de estas partículas PM-2.5
siendo el nivel máximo 10 ug/m3.
Bajo este
panorama, la precedencia actual en nuestro país es enfrentar y controlar de
forma contundente, agresiva y eficaz esta pandemia COVID-19 que nos está
cobrando más de 5,200 infectados y alrededor de 140 muertes, sin embargo,
cuando salgamos de esta crisis, al igual que poner en prioridad los graves problemas
económicos, de salud, educación, trabajo y otros campos sociales que están
arreciando, no debemos, como hasta ahora, dejar de encarar el grave incremento contaminante
que como silencioso asesino nos está ocasionando, según la OMS; un promedio de
5,000 muertes anuales.
Artículo de Alfredo
Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 11 de abril de 2020