Recientemente se han presentado dos escandalosos casos en el Ministerio
de Cultura que han defraudado su misión de coadyuvar a la integración de todos
los peruanos y afirmar nuestra identidad nacional. El primero es indignante y alevoso porque distorsiona nuestra
historia, trata de la aberrante promoción de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos
Medios (Dafo) del Ministerio de Cultura para la proyección de un documental “Hugo Blanco, Río Profundo” que exalta
la figura de este comunista, trotskista,
terrorista y autoinculpado por el alevoso crimen de tres policías en Pucyura,
Cusco. Dicho documental obtuvo un reconocimiento en el Ministerio de Cultura en
agosto 2019 aprobando su proyección sigilosamente en el Cusco con proyecciones
comunitarias para no llamar la atención, pero actualmente lo promueven con
recursos públicos a nivel nacional invitando con afiches a toda la población, a
instituciones, municipios, organizaciones indígenas, campesinas y
estudiantiles, ofreciendo llevar el film a todas las regiones. Este documental
con ideología comunista y apología terrorista debe ser inmediatamente retirado
del Ministerio.
El segundo caso de Richard Cisneros conocido como “Richard Swing” creó
una olla de grillos en el Ministerio, con contratos camuflados a este personaje
creándose necesidades de servicios “muy urgentes” con contratos no programados,
sin metas ni indicadores, a un solo postor y con pagos indebidos de hasta
S/.170,000 en seis gestiones ministeriales, inclusive durante el estado de
emergencia, este caso debe ser investigado hasta las últimas consecuencias.
Estos vergonzosos e indignantes casos son solo parte de la decadencia del
Ministerio, desde su creación en 2010 (Ley 29565) han pasado 14 ministros (7 en
este período de Vizcarra) y poco o nada se ha avanzado en promoción cultural y
artística ni en protección de nuestro patrimonio, ni siquiera contamos con una
Política Nacional de Cultura, ni con planes, programas y proyectos culturales
eficaces, tenemos 13,000 sitios
monumentos arqueológicos intangibles pero muchos de ellos afectados por
invasiones y destrucción. Históricamente la inversión en cultura ha sido
invisibilizada con ínfimos presupuestos, este año se redujo en 140% comparado a
2019 (de S/.3,160 millones a S/.1,314 millones), pero también la capacidad de
gasto ha sido pésima además de presentar precariedad administrativa y de
planificación.
Bajo este panorama, nuestra frágil proyección cultural requiere de un
ministerio con experiencia de gestión, capacidad planificadora, esfuerzo y
entrega, para custodiar y proteger nuestro patrimonio histórico, arqueológico,
artístico y documental, y asimismo, asociar la cultura a una visión de
desarrollo nacional.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 20 de junio de
2020