Como si fuera un ritual, cada nuevo Ministro
del Ambiente incide en la importancia de impulsar proyectos de inversión de
energía renovable, así lo hizo también el nuevo Ministro Gabriel Quijandría, inclusive
añadió que en esta crisis sanitaria no deben descuidarse los esfuerzos frente
al cambio climático, sin embargo, a pesar que nuestro país cuenta con gran
diversidad de recursos naturales que favorecen el empleo de energías renovables
no convencionales (RER) en el potencial energético (eólica, solar, biomasa, geotérmica, biogás), no son debidamente aprovechadas (solo se usa 4%) y aún se
prioriza el uso de energías renovables convencionales como hidroeléctricas,
represas (24%) y gas natural (26%) que en el
proceso de extracción produce emisiones de CO2 y metano, además del mayor porcentaje de recursos fósiles (46%) que
producen gases de efecto invernadero.
Es increíble, pero usamos
mínimamente 4% de fuentes naturales inagotables que
no producen emisiones dañinas ni contribuyen al calentamiento global, además, en
la región estamos extremadamente rezagados (Uruguay
cubre 48% de su energía con RER, Chile 43%, Brasil 18%). Cabe señalar que en
nuestro país, desde hace más de 12 años las RER fueron declaradas de interés nacional y su desarrollo de necesidad pública,
disponiéndose además que cada 5 años debe incrementar un porcentaje objetivo de
participación en el consumo de electricidad nacional (DL 1002 mayo 2008), sin
embargo, los recursos que se asignan para su incremento y desarrollo son
mínimos y el presupuesto 2021
del Ministerio de Energía y Minas no incluye asignación para las RER a pesar
que en agosto 2018 este Ministerio
anunció que para 2030 la energía renovable cubrirá el 15% de la matriz energética,
lo cual es imposible debido a que no existe voluntad
política, condiciones, asignación de recursos, ni lineamientos claros para
lograrlo.
Bajo este panorama, la energía se ha
convertido en una gran preocupación geopolítica mundial debido a factores como
el cambio climático, las fluctuaciones en el precio del petróleo, las bajas
reservas de combustibles alternos. Ante impactos impredecibles del cambio
climático sobre nuestros ecosistemas (el Perú es uno de los países del mundo
más vulnerables a este fenómeno), los deshielos de los glaciares, las sequías y
la disminución de los recursos naturales, la energía proveniente del agua e
hidrocarburos puede verse afectada, pero por el contrario, las RER (energías
limpias del futuro) son las que deberíamos impulsar y desarrollar en mayor
proporción porque garantizarían y mejorarían la estabilidad y continuidad
necesaria para la matriz energética nacional.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha
4 de diciembre de 2020