Diez años después
constatamos que este Plan, considerado como la hoja de ruta del desarrollo
nacional hacia el 2021, que fue trabajado a lo largo de dos años y medio con
participación de 4,500 expertos de los sectores social, económico y político no
ha podido ser cumplido en lo más mínimo (aun cuando los indicadores fueron
reajustados y reducidos en agosto 2015) porque la mayoría de ministerios no implementaron
su plan estratégico sectorial multianual al 2021, y por el contrario, los
problemas se agravaron superlativamente desde marzo 2020 con la pandemia de
Covid-19 que afectó las capacidades del gobierno y del aparato estatal al ser
rebasados por la magnitud de la emergencia.
Bajo este panorama, el día
de mañana, domingo 11, se dará inicio al proceso de las elecciones generales
2021, las cuales serán muy peculiares porque se dan en medio de una grave pandemia
con serias restricciones para evitar contagios, con 25 millones de peruanos habilitados
para votar, pero con gran porcentaje de indecisos, y con 18 candidatos, muchos
de ellos pregonando promesas incumplibles solo para ganar la preferencia
ciudadana.
Pero principalmente
estas elecciones serán cruciales por el fuerte significado histórico de nuestro
Bicentenario, quien gane las elecciones al final del proceso tendrá la gran
responsabilidad de marcar el rumbo de nuestra sociedad a partir de julio 2021
por cinco años que podrían ser los más complicados de nuestra historia debido a
la peor crisis sanitaria y económica de los últimos tiempos por la gravedad de
la pandemia del Covid-19, que para combatirla, como la primera prioridad, será
clave una altísima capacidad de gestión, como también para enfrentar otros
problemas complejos que agobian a la población, tales como, acabar con la
delincuencia, promover la inversión y el empleo, enfrentar la corrupción,
mejorar la educación y salud, y optimizar el funcionamiento del Estado.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 10 de abril de
2021