Los comunistas marxistas-leninistas del partido Perú
Libre, sus simpatizantes, el Foro de Sao Paulo, los gobiernos regionales
comunistas (Cuba, Venezuela, Nicaragua) y populistas de corrientes socialistas
de izquierda (Bolivia, Argentina, México) están obsesionados para que el Jurado
Nacional de Elecciones (JNE) proclame al comunista Pedro Castillo como
presidente del Perú, a pesar que faltan resolver apelaciones y nulidades, pero
increíblemente, el pasado día 15, Castillo se autoproclamó presidente electo.
La Constitución obliga al
JNE a asegurar que la votación traduzca la expresión auténtica de los
ciudadanos y el escrutinio sea reflejo exacto de la voluntad del elector (artículo
176°), además, debe apreciar los hechos con criterio de conciencia, con arreglo
a ley y a los principios generales de derecho (artículo 181°), significa que
debe considerar las afectaciones de la voluntad popular que han ocurrido en
muchas mesas de votación y centros de sufragio, que no son situaciones aisladas
sino evidencian graves irregularidades sistemáticas, manipulaciones externas y un
presunto fraude.
El partido comunista
marxista-leninista Perú Libre está obsesionado por comenzar de inmediato, el 28
de julio, a construir un gobierno radical, expansivo,
confiscador y un Estado totalitario
interventor y protector. Aunque Castillo presentó el pasado 17 de mayo un nuevo
plan "Perú al Bicentenario sin corrupción" este mantiene el
radicalismo y el mismo Castillo recalcó que no representa un reemplazo del
Ideario Cerrón porque se basa en sus propuestas.
Pero la mayor obsesión de
estos comunistas es cambiar la actual Constitución, si Perú Libre asumiera el
gobierno, toda reforma constitucional debe ser aprobada por el Congreso con
mayoría absoluta del número legal de sus miembros y ratificada mediante referéndum
o en dos legislaturas ordinarias sucesivas con votación superior a los dos
tercios del número legal de congresistas (artículo 206°), sin embargo, Cerrón,
el dueño del partido, ha adelantado que no seguirán esta vía, sino “que el
Ejecutivo haga un proyecto de ley y lo mande al Congreso, si lo rechaza se
vuelve a presentar por insistencia y si se rechaza se hace cuestión de
confianza del gabinete, y si cae un gabinete ya sabemos que pasa
constitucionalmente cuando cae un segundo gabinete”.
Finalmente, si lograran
cambiar la Constitución, su máxima obsesión es destruir las libertades de
mercado, empresa, industria, finanzas, libertades individuales y de expresión,
además eliminarán el impedimento de reelección presidencial inmediata (artículo
112°), y si el Congreso y los peruanos democráticos no los detendríamos,
podrían perpetuarse indefinidamente en el poder, como en Cuba (62 años),
Venezuela (22 años) o Nicaragua (14 años).
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha
19 de junio de 2021