El
Ministerio de Relaciones Exteriores debe ejecutar una política exterior al
servicio de la paz, la democracia y el desarrollo, respetando los principios y
normas del Derecho Internacional, en un marco de diálogo interinstitucional,
incluyendo a organizaciones políticas y sociedad civil. Esta política debe ser
emprendida por nuestro ministro de RR EE, Héctor Béjar, comunista guerrillero
en los años sesenta (alias Calisto), que en 1962 participó en la fundación del
Ejército de Liberación Nacional, grupo terrorista involucrado en narcotráfico,
minería ilegal, secuestros y reclutamientos forzados y estuvo preso cinco años
en la cárcel por sedición y asesinato.
Aunque parezca increíble, Béjar asegura que Venezuela no es
dictadura, sino es un país en tránsito, de una democracia parlamentaria a una
democracia abierta, participativa y popular, es decir, quien, como ministro de
RR EE peruano debe actuar al servicio de la paz, la democracia y el desarrollo,
está a favor de políticas de terror aplicadas en ese país, sosteniendo que tiene
la obligación moral de defenderlo pues es “una de las pocas posibilidades de
cambiar esa sociedad sucia y violenta”.
Además, este canciller comunista radical, que piensa que
Sendero Luminoso fue creación de la CIA y es admirador de Fidel Castro, asegura
que la palabra
dictadura no es mala y China es una dictadura buena que, sobre la modificación
estructural socioeconómica hasta Mao, edifican una política de modernización, y
el modelo funciona. Sin embargo, como radical comunista, no habla que en ese
país no existe democracia ni derechos humanos ni libertades, además, es
inconcebible que haya manifestado que la democracia peruana es una basura y diga
que probablemente volvería a ser guerrillero (durante entrevista brindada a
Johan Pérez en abril 2017).
Las acciones inmediatas
de este canciller comunista serán contraproducentes para nuestra política
exterior, la primera, la salida de nuestro país del Grupo de Lima, creado en
2017 para enfrentar la ruptura del orden democrático de Maduro, no reconocer su
Asamblea Constituyente creada paralelamente al Congreso y encarar los DD HH y
libertades de los venezolanos, y, la segunda, quiere reactivar y reconstituir
Unasur, organización impulsada por Chávez, a la que nuestro país decidió
suspender su participación en abril 2018 por haberse convertido en un organismo
cómplice de la dictadura venezolana y porque el régimen de Maduro la usaba para
fines exclusivamente políticos.
Con muy buen criterio,
el Congreso ha iniciado proceso para interpelar al ministro comunista Béjar, el
cual, por todo lo expuesto, debería concluir en una moción de censura y su
correspondiente obligación de renuncia.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 14 de agosto de
2021