El
pasado sábado 15, entre 5:18 y 5:25 pm, se produjo un grave derrame de petróleo
en el mar de Ventanilla (6,000 barriles = 950,000 litros) que avanza en la
costa (Callao, Chancay, Huaral y Huaura) 7 km de océano y 2 km de playa, 2
áreas naturales, miles de aves y peces muertos, 21 playas cerradas y 1,500
pescadores perjudicados. Este desastre se originó durante una descarga de
petróleo del buque tanque “Mare Doricum” (150,000 toneladas) hacia la Refinería
La Pampilla, dicho buque se encontraba amarrado y asegurado en el terminal
portuario multiboyas N°2 con 5 boyas de amarre con ganchos especiales para que
soporte olas de 3 m de altura.
La gerencia de comunicaciones de Repsol rápidamente presentó
una serie de mentiras dolosas, primero explicaron que no son responsables del
derrame, ni del desastre ecológico, porque fue ocasionado por oleajes anómalos que
no existieron, ni siquiera había viento
para que navegue un velero, confirmado por el velerista Alec Hughes, que además
escuchó 2 ruidos metálicos fuertes; siguieron mintiendo al asegurar que
avisaron inmediatamente a las autoridades competentes, cuando recién lo
hicieron 5 horas después a la OEFA y al día siguiente a Osignermin; mintieron dolosamente
asegurando que pararon la descarga a 5:25 pm. produciéndose un “derrame
limitado” de 0.16 barriles (7 galones) ocupando solo 2.5 m2; mintieron
también asegurando que inmediatamente aplicaron un plan de contingencia,
empleando buzos y barreras flotantes, lo cual nunca sucedió.
Pero la peor cara la presentó Repsol al querer involucrar a
nuestra Marina de Guerra aduciendo que debió avisar sobre oleajes anómalos
después del Tsunami de Toga, sin embargo, de acuerdo a la información del
Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (PTWC) los oleajes no incidieron con
mayor relevancia en nuestra costa. El mismo presidente de Repsol Perú,
Jaime Fernández, reconoció que “la reacción fue tardía y no fueron conscientes
de la magnitud del derrame”, aunque también miente asegurando que “algo
extraordinario pasaba en las aguas”, cuando el mar estaba calmo y sin viento.
Bajo este panorama, la responsabilidad es absoluta de
Repsol (hasta el capitán del petrolero, Giácomo Pisani, acusa a esta empresa de
irregularidades), en el manual de operación Repsol (Termar-01) que registra
normas, procedimientos y regulaciones de seguridad y prevención de
contaminación, dispone que si el loading master de turno de Repsol (quien debió
estar a bordo con el Capitán del buque) consideraban condiciones anómalas del
mar, deberían haber suspendido totalmente y de inmediato las operaciones de
descarga, lo cual hubiera evitado esta catástrofe de daños irreparables en el
mar y la costa peruana.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario
EXPRESO, fecha 29 de enero de 2022