En
esta segunda etapa del gobierno comunista, Boluarte, sigue el mismo libreto
estatista del corrupto Castillo sobre los lotes petroleros I, V, VI y Z-69
(antes Z-2B) en la cuenca de Talara, quien en diciembre 2021 entregó
temporalmente el Lote I a la empresa estatal Petroperú para faenas de
explotación, como un hecho histórico, pregonando su fortalecimiento, actualmente,
Boluarte continúa afianzándola, y ha decidido que, como los contratos vencen entre
octubre y noviembre, se los adjudiquen a Petroperú para operaciones de
explotación, en contrato a 30 años, sin concurso público (el 2 de febrero
pasado, en Talara, aseguró que los lotes I, VI y Z-69 “serán del Estado
peruano”), lo cual atenta contra las normas legales vigentes por violar la
libre competencia y es rechazado por los gremios empresariales.
Este
gobierno comunista sabe que Petroperú no reúne las condiciones técnicas para
operar dichos lotes por presentar bajos estándares de gestión de gobierno
corporativo y manejo con desastre financiero, su crítica situación actual fue ocasionada
principalmente por el proyecto Refinería de Talara, cuyo costo proyectado en
2008 de US$ 1,334 millones, se incrementó, al término de los trabajos (el 12
abril pasado, tras 9 años), hasta US$ 5,300 millones. El hecho es que por no tener
financiamiento para cubrir los gastos financieros de la deuda principal, usa
permanente apalancamiento estatal, solo en el primer semestre tuvo pérdidas de
US$ 380 millones, y sus pérdidas totales superan los US$ 10,000 millones, para
colmo, ha pedido al Estado nuevo soporte financiero de US$ 3,200 millones y la
capitalización de la deuda por US$ 750 millones que recibió del Ejecutivo en
2022, es decir, pide que no se le cobre la deuda y se considere como aporte de
capital, al respecto, el ministro de Economía, Contreras, ha asegurado. que así
se quisiera, no hay espacio para capitalizar a Petroperú.
Bajo
este panorama, Petroperú, como empresa estatal, sus riesgos y costos mal
llevados los cubre el Estado con los impuestos de todos los peruanos. Ninguna empresa privada hubiera
ejecutado este proyecto por su elevada inversión, baja rentabilidad e ínfimas
utilidades netas (en 20 años
debe recuperar US$ 5,300 millones), en el contexto privado estaría quebrada y
sería liquidada, ni siquiera se conoce su valor de mercado. Inclusive, operativa
la Refinería de Talara, no contamos con crudo disponible para refinarlo, de nuestra
demanda de 115 mil barriles/día (bpd) solo producimos 39 mil bpd, teniendo que
importarse 76 mil bpd, nuestro autoabastecimiento petrolero es un tabú debido a
nuestra baja producción por falta de inversión en exploración y explotación, y
por la crítica situación del Oleoducto Norperuano.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 16 de setiembre
de 2023