En
setiembre 2005 Southern Perú Copper Corporation anunció el hallazgo de un
depósito de cobre en Islay, Arequipa, con producción estimada de 90,000
toneladas anuales, denominándosele proyecto Tía María, posteriormente, en 2014,
la empresa informó que invertiría US$ 1,300 millones por la explotación de dos
yacimientos a tajo abierto, Tía María y La Tapada, el proyecto contaba con opinión
favorable de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y estudio de impacto
ambiental (EIA) aprobado, sin embargo, hasta la fecha no se ha concretado.
Tía María es un
importante proyecto cuprífero, la inversión actual propuesta es de US$ 1,400
millones con capacidad para producir anualmente 120,000 toneladas, es el
segundo proyecto más grande en Arequipa después de Pampa de Pongo; durante
los 2 años de construcción produciría 4,000 empleos, y, con los fondos por su
explotación, potenciaría el desarrollo de Arequipa fortaleciendo el agro, la
ganadería local y relanzaría la economía nacional.
La consultora global
Wood Mackenzie, en noviembre pasado, nos advirtió que desde 2026 Congo
desplazaría al Perú como segundo productor mundial por la paralización de
grandes proyectos cupríferos como Tía María y 6 proyectos paralizados en
Cajamarca (“Cinturón de cobre del norte”); con Quellaveco y Las Bambas
llegaríamos a 2024 a un límite de producción de 2.8 millones de
toneladas, para luego empezar un descenso. En 2022 Congo casi igualó a Perú con
2.4 millones de toneladas (Chile reportó 5.3).
La minería, en especial
de cobre, es el motor de nuestra economía, sin embargo, nuestra producción en
los próximos años es una incertidumbre por la posición antiminera de este
gobierno comunista que comenzó desde la campaña presidencial cuando Boluarte,
en el valle de Tambo (mayo 2021) aseguró
que “Tía María no pasará”, y, en enero 2023, ya en el gobierno, reiteró que no
se puede anteponer la minería por encima de la vida y el agua. Lo
increíble es que, según datos oficiales, tenemos reservas cupríferas por 90
millones de toneladas y proyectos por desarrollar con inversiones de hasta US$
38 millones.
Bajo este panorama, a
pesar que Boluarte haya aparentado en APEC manifestando que “Perú cree
firmemente en la inversión privada y tenemos las puertas abiertas”, las
empresas privadas extranjeras no están dispuestas a invertir por el proceder
antiminero del gobierno, con demasiada burocracia, sin intención de simplificar
permisos ni generar espacios de confianza con comunidades donde existe cobre,
además de la incertidumbre política, permanentes protestas sociales azuzadas
por agitadores antimineros, rotación de 6 ministros desde 2022 y la falta de convicción
para destrabar Tía María, además de 6 proyectos de Cajamarca que Boluarte ni
los menciona pero podrían producir anualmente hasta 1.5 millones de
toneladas.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 25 de noviembre
de 2023