Los
peruanos estamos consternados por lo que viene sucediendo desde hace algún
tiempo en nuestro país debido a la ineptitud, incapacidad, incompetencia y
casos de corrupción de determinados integrantes de nuestros representantes del
Gobierno, Congreso, Poder Judicial, además, de los Partidos Políticos, ya que
son instituciones que conforman los pilares de la institucionalidad democrática,
lamentablemente, éstas, se encuentran fuertemente desacreditadas y con casi
total desconfianza y desaprobación de la ciudadanía.
Los
últimos gobiernos, y particularmente, el actual de Castillo y Boluarte, con
casos de corrupción, han y siguen demostrando falta de liderazgo, poca capacidad
institucional de gestión para reducir la informalidad económica y laboral, para
mantener la ley, el orden y seguridad ciudadana, menos aún, para brindar
educación, salud, empleo, infraestructura pública y proveer de servicios
básicos a los más pobres, asimismo, el Congreso, con insostenible fragmentación
por transfuguismo, blindajes, enormes intereses personales y partidarios y
falta de capacidad para equilibrar, contrarrestar y fiscalizar las acciones del
gobierno, también el Poder Judicial, se manifiesta con una administración de
justicia de muy baja calidad y falta de transparencia, y, los partidos
políticos, exhiben una grave crisis de representatividad, carente
de formación y renovación de cuadros, alejados del interés mayoritario, escasa credibilidad, y
casi nula identificación con la ciudadanía.
Todo
lo indicado anteriormente demuestra que nuestras principales
instituciones, políticas y judiciales, no tienen un buen funcionamiento, ni la
calidad, ni capacidad, para hacer más eficiente la acción del Estado, sin
planificación ni gestión, sin meritocracia ni profesionalismo; los escándalos
de corrupción, abuso del poder e ineficiencia, inciden en el incumplimiento de
garantizar los derechos de la sociedad, debiendo, por el contrario, ser soporte
o cimiento para organizarla, representarla y protegerla; por tal motivo, el
deterioro institucional y nuestra democracia se encuentran en crisis.
Bajo
este panorama, la vida política democrática es ordenada por las instituciones,
los países progresan y se desarrollan en función de su calidad y solidez. La
comunidad política es una configuración de instituciones organizadas donde
ocurre la gobernanza y elaboración de las políticas públicas que garanticen la
gestión eficaz del Estado y representen el potencial de crecimiento y
desarrollo del país.
Es prioritario el fortalecimiento, estabilidad y mejora de todas las
instituciones del Estado incluyendo los gobiernos regionales y locales, organismos
de control y reguladores. Para que nuestro desarrollo político, social y
económico sea justo, equitativo, sostenible y de largo plazo, requerimos de
instituciones transparentes, honestas, eficientes, eficaces, y predecibles, así,
podremos tener confianza en el futuro y continuar el camino al progreso y
desarrollo de nuestra Patria.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO,
fecha 6 de abril de 2024