El
pasado 25 de abril, la empresa calificadora de riesgo Standard & Poor’s Global
Ratings (S&P), rebajó su calificación soberana al Perú, de deuda en moneda
extranjera de largo plazo, de BBB a BBB- y en moneda local de BBB+ a BBB,
además, redujo el riesgo de transferencia y convertibilidad de A- a BBB+, poniendo
a nuestro país en su nivel más bajo desde 2011 y en peligro de perder el grado
de inversión, una nueva rebaja de nivel de la calidad crediticia de BBB- a BB+
dejaría el grado de inversión y pasaría al grado especulativo o de alto riesgo.
Cabe mencionar que S&P, para su calificación, se basa en 5 factores de
evaluación: institucional, económica, externa, monetaria, promedio de la
flexibilidad fiscal y desempeño de la deuda de la calidad crediticia.
S&P considera que
el complejo panorama político de nuestro país, la fragmentación del congreso y
el limitado capital político del gobierno, pesan sobre la confianza de los
inversionistas privados, lo cual supone un costo para el crecimiento, limitando
la capacidad para reconstruir su espacio fiscal. Además, advierte que, durante
los próximos 2 años, podrían bajar las calificaciones si la política económica
precipita un mayor deterioro de la confianza de los inversionistas y genere
menor crecimiento, presione el déficit fiscal y acelere el aumento de la carga
de la deuda. El complejo panorama de incertidumbre política en nuestro país,
previo a las próximas elecciones, puede limitar la aplicación de políticas más
oportunas que impulsen la inversión y expectativas de crecimiento económico,
especialmente en términos per cápita.
Pero no solo se trata
de S&P, la calificadora Fitch Ratings, redujo, en octubre 2022, su
calificación de BBB estable a negativa BBB- (inestabilidad por
incertidumbre y exposición a condiciones adversas), y la calificadora Moody’s,
en enero 2023, redujo su calificación de la deuda externa de los bonos del Perú
a largo plazo y de la deuda local, de una calificación Baa1 a negativa -Baa1,
ocasionando perspectivas crediticias negativas a mediano plazo. Ambas calificadoras
advierten que la perspectiva de calificación es negativa con riesgos
a la baja.
Bajo este panorama, nuestras calificaciones
crediticias han llegado a una situación que debilitan nuestros cimientos estructurales de perfil
crediticio, como tal, se dificultaría el giro de las organizaciones
internacionales, y, se incrementarían las tasas de interés en los mercados
extranjeros. El ministro de Economía, José Arista, ha asegurado que “toma estas
calificaciones con responsabilidad siendo un impulso para realizar ajustes y
reactivar la economía”, en todo caso, lo que Ud. debería hacer, Sr. ministro, es
mejorar el crecimiento económico, reducir la inflación, evitar la recesión, y,
principalmente, expandir la inversión privada generando certidumbre en los
mercados financieros.
Artículo
de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 11 de mayo de
2024