El
pasado día 9 el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) presentó
su informe “Perú: Evolución de la Pobreza Monetaria 2014-2023”, en el cual se explica
que el incremento de la población en situación de pobreza en 2023, respecto a
2022, aumentó a 9’780,000 personas (+1.5%), representando 596,000 nuevos pobres.
En pobreza extrema, se incrementó a 1’922,000 (+0.7%), representando 249,400 nuevos
pobres extremos.
Estas cifras son
gravísimas para nuestro país porque reflejan nuestra deplorable situación general
y estructural en materia de oportunidades y bienestar, y peor aún, son
engañosas e irreales porque el INEI, para medirlas, emplea el método de “Líneas
de Pobreza Monetaria”, utilizando únicamente, como variable al gasto, es decir, mide la
capacidad de compra, pero no el consumo efectivo de bienes, mediante el valor de una canasta mensual mínima de
S/ 446 por persona (S/ 14.86 diarios) cantidad que debe alcanzar una
persona para alimentación, salud, educación, vestido, vivienda, transporte,
enseres y otros, así, si cuenta con dicha cantidad de dinero, no es pobre, y,
para pobreza extrema, una canasta de S/ 251 (S/ 8.36 diarios) para
subsistir con mínimas necesidades nutricionales, igualmente, contando con esta
cantidad, no es pobre extremo. Esta medición de pobreza no mide el desarrollo
social, oportunidades humanas, ni otros aspectos incidentes de la pobreza como necesidades
y servicios básicos insatisfechos, desnutrición, exclusión social, capacidades,
etc. Este método es tan engañoso e irreal que si se le entregara a cada peruano
en condición de pobreza S/ 14.86 diarios para vivir, no existiría ni un
solo pobre en nuestro país.
Bajo este panorama la forma correcta de medición de
la pobreza debe ser aplicando la medición “Pobreza Multidimensional” que no
solo mide el ingreso económico de las personas, sino, además, tiene un enfoque
de derechos sociales, determina reales dimensiones de pobreza en carencias en
salud, educación y nivel de vida, en las diferentes regiones, grupos étnicos,
genero, áreas rural y urbana, lo que arrojará cifras reales que
permitan diseñar políticas públicas integrales que coadyuven a reducir los
niveles de pobreza y encaminen el desarrollo social y económico de nuestro país.
El Ministerio de Inclusión y Desarrollo Social (MIDIS), en febrero 2020,
informó que a partir de 2021 se iniciaría la medición de “Pobreza
Multidimensional”, pero hasta la fecha no lo han vuelto a tratar, seguramente lo
han encarpetado porque los resultados de pobreza serían reales y extremadamente
más altos que los resultados de medición monetaria. En un informe del Banco
Mundial “La pobreza y prosperidad compartida” advierte que la proporción de personas
que sufren carencias en múltiples dimensiones es 50% más alta de quienes
experimentan deficiencias en términos de consumo o ingreso.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el
diario EXPRESO, fecha 25 de mayo de 2024