En las próximas elecciones generales del 12 de abril 2026, más de 27 millones de peruanos (incluidos 2.5 millones de nuevos votantes) elegiremos, para el período 2026-2031, entre 43 partidos inscritos en el Registro de Organizaciones Políticas y 11,300 candidatos, al presidente de la República, 2 vicepresidentes, 70 senadores, 120 diputados y 5 parlamentarios andinos. La inscripción del “aluvión” de 43 partidos representa una grave crisis de representación y desprestigio que nos obliga a votar en una desmesurada y desproporcionada cédula, situación que resta seriedad al proceso, incrementa el descrédito, creando un panorama complejo de incertidumbre y un entorno incierto. Este embrollo fue generado por Martín Vizcarra al promulgar, en agosto 2019, la ley 30995, reduciendo la cantidad de firmas para inscripción de partidos, de 750,000 a 25,000.
Lamentablemente los partidos políticos representativos, de alcance nacional, recién van apareciendo después de haber invernado en períodos no electorales, no han promovido, ni mínimamente, la participación ciudadana en política ni han representado e intermediado como interlocutores de las demandas y necesidades de la población con el Estado, no se identifican con la ciudadanía por presentar serias deficiencias de institucionalidad, transparencia y falta de representantes legítimos y dirigentes capacitados. Ahora, se entremezclan con mini partidos desconocidos que no congregan una mínima cantidad de militantes inscritos y participantes activos, muchos de ellos, buscarán con vehemencia y desesperación negociar ofreciéndose como “vientres de alquiler” atentando contra la democracia, ya vemos como candidatos, por interés, se inscriben en partidos que jamás han militado y no coinciden con principios ni postulados.
Y el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), durante el proceso 2021 a cargo de Salas Arenas, tuvo graves denuncias por robo de votos, falsificación de actas, firmas falsas, adulteración en mesas, miembros de mesa suplantados, etc. creando un grave descrédito institucional, situación que el actual JNE, Roberto Burneo, debería analizar profundamente y tomar las acciones correspondientes para conducir el proceso de manera justa y transparente, garantizando su legalidad para que represente la legítima voluntad del pueblo.
Bajo este panorama, nos espera un incierto proceso, por la desconfianza en el Sistema Electoral (JNE, ONPE y RENIEC) en éstos 2 últimos cargos, increíblemente, permanecen los mismos titulares seriamente cuestionados por su pésima gestión durante el proceso 2021 (Corvetto y Velarde), además, por los 43 partidos inscritos, el descrédito de los partidos políticos y la debilidad institucional. Esperemos que al plazo del 2 de agosto se inscriban alianzas electorales que reduzcan las candidaturas y que al 23 de diciembre se inscriban las mejores formulas presidenciales y listas de candidatos; pero, principalmente, es urgente fortalecer la participación ciudadana y la conciencia y cultura cívica para que el voto sea reflexivo, por propuestas verdaderamente diáfanas, viables, responsables, claras y realistas.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 19 de abril de 2025